Se mezclan sentimientos y sensaciones...
Se mezclan los olores del ayer con el rocío del mañana…
Las certezas se escondes detrás de un árbol, y se dan a conocer los encantos de las incertidumbres.
Mañana se sabrá la verdad que hoy cambia la respuesta para que el ayer deje de doler.
Los mágicos escondites que el alma suele descubrir para limpiar esas lágrimas que humedecen el corazón, dejarán de ser escondites para pasar a ser habitaciones de los corazones. Pero para esto debemos descifrar el acertijo de las incertidumbres que hoy amenazan.
El tren de la vida es una montaña rusa, con los ojos cerrados y a oscuras...
El saber en dónde estás, no te lo da la visión de los ojos, si no la visión del alma, pero esas sensaciones que te da lo desconocido, es la que te avisa lo que está por venir.
Lástima que todavía no se descubrió el idioma con el que habla.
El mañana habla, el hoy calla y el ayer llora, los sentimientos se mezclan las sensaciones se asoman y los olores perturban al cerebro que quiere descifrar el idioma del mañana.
Me gustan los desafíos, nunca quise que sea fácil, pero habla tan raro que siento que no estoy en la cima, si no pegando la vuelta, y dejándome cabezas al suelo, quizás quiera que huela la tierra, ese olor tan particular que tiene, único entre la naturaleza.
Ayer me hizo oler el mar, con el olor a salitre que contiene cada ola que moja mis pies y se hunde en la arena, dejando me inmóvil ante la violenta marea que se asoma.
Me da miedo quedarme, me da miedo moverme, quiero sacudir y meterme entre las olas que van y vienen, quiero sentir las caricias de la espuma que deja cuando se va, quiero sentir su llamar adentro, pero no me deja, me deja en la orilla con la espuma y los residuos que trae del fondo de su ser.
Maselli, Carla
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