El viento sacude las hebras de aquella melena que observa la
ida del sol bajo el encanto ocaso que se asoma...
No entiende como tal belleza se esconde de los de ojos del
observador y da a lugar a tan rara creación de la naturaleza...
Quizás traiga un manojo de miradas perdidas, quizás oculte
de bajo de su falda los entrañables amaneceres…
No da miedo la nieve que cae en este ocaso, si da miedo las
montañas cubiertas de mantos blancos, que generan imágenes ajenas a nuestros
ojos, mientras los últimos rayos de este bello sol las cubre…
Mañana será otro día, otro amanecer traída otros dibujos y
otro ocaso dibujara otras verdades en estos mantos blanco, mientras la nieve
sigue cayendo sobre las montañas que observan a la bella cabellera que sigue el
movimiento suave de la brisa de su encanto.
Maselli, Carla
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